La escenografía plenamente blanca y luminosa, reflejando pureza y tranquilidad, todo agradable. Se muestran cosas estándares de la vida de una persona casual, sus acciones y su entorno, así como su forma de vida representada con una oveja que sigue al rebaño.
Entra en escena un personaje, creando en la fotografía un cambio de color e iluminación. Vestido con elegancia y colores neutros y de un tamaño mucho mayor al de las maquetas. Refleja seriedad, sutileza, superioridad y sabiduría. Envuelto este tras una máscara que oculta su rostro, que no deja ver quien verdaderamente es.
Juega con las ovejas para enseñar cómo hacen lo que les dictan sin rechistar. Cuando todas ellas están encerradas en su consumismo y están fuera de pista el individuo empieza a sentirse más cómodo. Este realiza una acción de a diario como un desayuno, pero mostrando que todo lo que vemos normal, puede hacerse de otra forma, saltándose las normas, dejándose llevar por la situación y disfrutando a pesar de ir en contra. Come un dulce y bebe de su taza. Rebosa el líquido y tira el plato, para acabar lanzando un trozo de lo que come y derramando el líquido del que bebe. Después de esta actuación saca de su bolsillo cannabis y un picador. Con ello se empieza a preparar un porro, hasta que para crear la boquilla saca de su bolsillo, en el que se aprecia una conocida marca, una estampita del niño Jesús, representando la religión en la que muchos se apoyan. Destruye la imagen y crea con ello la boquilla de su cigarro. Fuma la marihuana, droga común pero no aceptada por la sociedad, pasando por alto las prohibiciones y las doctrinas esta vez de índole religiosa.
Una vez acomodado y declarando su postura de manera poco agresiva, rompe con la tranquilidad y no conceptualmente, destruye una casa y empieza a pintar todo y a no mostrar interés por las cosas normales que le rodean. Pinta, mancha, rompe, chorrea, raja, mueve y aturde el ambiente rompiendo del todo la armonía del sitio, ahora destruido y manchado de arriba abajo. La pintura y los colores aparecen en la secuencia por la estrecha relación entre el artista y el graffiti. Concebido este en parte como muestra de crítica o descontento con los valores establecidos. Como una forma disimulada y discreta de enseñar un desacuerdo de manera colorida y agradablemente ilegal. Todo esto aporta mayor contenido al pasamontañas y establece relación con el alter ego y la doble identidad reflejada en otros trabajos del autor.
Finalmente el personaje sale del plano, dejando atrás lo que realmente era un escenario, una ilusión y no la realidad, viéndose en la pantalla otra escena, más placentera, con su sol, su cielo, su naturalidad. En este momento el protagonista avanza desprendiéndose de las marcas de la sociedad en la que se encontraba y de los símbolos y prejuicios sociales que no le dejaban ser quien era. Disfrutando plenamente y mostrando abiertamente lo que puede uno encontrar si va en contra de lo establecido y no por qué siguiendo sus mismos pasos, invitando así a la experimentación propia y al conocimiento empírico de los gustos y los disfrutes de la personalidad individual del ser. La desconexión con el grupo y el pensamiento egoísta en forma de la sabiduría y el estudio del placer personal.
Una estrecha relación con la alegoría de la caverna de Platón se deja entrever en la proyección. Se trata de una explicación metafórica con intenciones pedagógico-filosóficas, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de la República, sobre cómo se encuentra el ser humano en relación al entorno que le rodea y al conocimiento. En ella Platón explica su teoría de cómo con conocimiento podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (representado en este caso como el mundo capitalista y de moda, el interior de la caverna iluminada que crea ilusiones que pueden parecer reales) y el mundo inteligible (sólo alcanzable mediante el uso de la razón). Estos 2 mundos se ponen de manifiesto, el primero en la imagen pura y blanca del inicio y el segundo al final del proyecto, al desaparecer de la ‘’zona de rodaje’’. Uno aparentemente agradable y bueno, pero peor que el verdadero. Encerrados en este modo de vida los prototipos de persona viven sin pararse a romper con todo, a probar algo que este fuera de lo normal, adoctrinados para no desviarse. Queda raro y da miedo que aparezca alguien rompiendo con lo establecido y dejando al descubierto novedades que pueden asustar de primeras. Como en dicha alegoría los que encuentran el camino dentro de la caverna se muestran indecisos a salir de ella y a conocer el mundo real, dejando que sus vidas vuelvan por el curso establecido e ignorando una realidad (mundo intangible) que acaba siendo mucho más agradable, placentera, natural y real.
Pablo Gandasegui Bilbao – 2015 – Sevilla